miércoles, 24 de febrero de 2016

a propósito de una entrevista a Pedro Vera


La idea de hacer entrevistas para el blog nace de pura mitomanía, de querer conocer a gente que hace cosas guays y hacerme una foto con ellos y, ya que estamos, rascar alguna visita y hacerme famoso. La primera persona (bueno, la segunda después del alcalde de Murcia, que me castiga con el látigo de la indiferencia constantemente) en la que pensé fue Pedro Vera, dibujante de tebeos al que ya había visto en firmas de libros y que parecía un tío bastante majo, abierto, etcétera. Le mandé un twit en el que le planteaba la idea y pasamos a discutir los detalles por email. Mi idea de conocerle en persona pronto fue rechazada y fue sustituida por un simple cuestionario en el que decidí no intentar sustituir o fingir la espontaneidad de una conversación, por lo que ha quedado como una serie de preguntas bastante heterogénea que, lamentablemente, creo que dice mucho más de mí que de él.

Toca hablar bien de Pedro Vera, yo lo conocí con Ortega y Pacheco, una serie que resultó incomprensible para mi ser preadolescente. Fue con los Ranciofacts con lo que empecé a admirarle. Hay algo maravilloso en ese cómic, una obra maestra del costumbrismo que supone una crítica feroz a lo ordinario, lo manido, lo cutre, etcétera, al tiempo que lo celebra como algo propio de la humanidad, los dos tomos están maravillosamente editados y mi padre es muy fan. Mi escasa interacción con él ha sido muy placentera, ha tenido mucha paciencia conmigo y solo puedo agredecerle este favor.

1. ¿Cómo definirías Murcia de una forma que me permita extraer un titular?

Una tierra sensacional, muy mal comunicada, habitada por seres excepcionales con dificultades de comunicación.

2. ¿Qué opina tu familia sobre lo que haces?

Trae dinero a casa, les parece bien. No es que sean muy fans, pero bueno. Son más de “Ranciofacts” que de “Ortega y Pacheco”. En abstracto, que viva de los comics, bien, porque me va bien.

3. ¿Escuchas música mientras trabajas? ¿Cuál?

Sí. Soy de gustos variados. Rock, funk, disco, soul, tecno, bossa, rap, country. Muy fan del rollo Detroit (Stooges, MC5, Dictators), Ramones, Muy de Bowie, Kiss, George Ben, Elis Regina, Nara Leao, Tom Jobim, Joao Gilberto... Pink Floyd... Ahora me ha dado muy fuerte con Stone Temple Pilots, a raíz de la muerte de Scott Weiland. No les presté atención en su día porque el grunge me va CERO, pero STP son la polla y Weiland un genio, el mejor frontman que vi en años, en su época alrededor de los 2000-2001.


4. ¿Bebida favorita? Alcohólica y no alcohólica

Birra y Gintonic.

5. ¿Qué clase de gente o cosas te motiva a seguir?

Me motiva lo que a todo el mundo, creo, trabajar en lo que me gusta, que me paguen por ello y que guste a los lectores. Pero lo que me mola de verdad es juntarme con colegas de profesión, ese rollo de manada, hacer piña y sentirnos guay juntos... que nuestra profesión es muy de zulo, muy de “ah, pero se puede vivir de esto – vives tú de lo tuyo que es más mierda todavía, subnormal”, etc. Cuando sales de casa y te valoran de verdad, eso es estupendo, te sientes alguien, firmar a los lectores, mola todo.

6. ¿Te gustan los dibujos animados? ¿Alguno en especial?

Mucho. Ahora estamos viviendo una edad dorada de la animación. Veo mucho-muchísimo, gracias a que tengo un hijo de 10 años y nos hinchamos. Bob Esponja tiene temporadas completas que son una obra maestra, la primera película es maravillosa. Regular Show (Historias Corrientes) es acojonante, mi favorita actualmente, me entra la risa floja de ver lo buenísima que es Gumball, Hora de Aventuras también está guay pero es demasiado pasote de drogas. Y así, más sólo para adultos Metalocalypse es una genialidad, la risión. He sido muy de Simpsons hasta que se les murió el cerebro a los guionistas en la 14, creo. Ahora le tengo ganas a una de un hombre con cabeza de caballo que me recomendó Mauro Entrialgo el otro día... (intuyo que se refiere a BoJack Horseman) Buenos tiempos para la animación.

Para que veas el tipo de oro que es Regular Showhttps://www.youtube.com/watch?v=oNHP5Z7RZcA

7. ¿Qué opinas del fenómeno OVNI?

Me caía guay Jiménez del Oso, porque se hinchaba a coñac y veía onis y toa la pesca... además dibujaba de puta madre, que tengo un original suyo, dedicado. Las películas de serie b de los 50 también me chiflan. Ya lo demás, Iker Jiménez, sus fans, las alertas ovni, esas fotos ridículas de un pegote borroso en el cielo (con las cámaras acojonantes que tenemos ahora, capaces de enfocar el escroto del mismísimo hacedor...) pues ya... hombre, pues no.

8. ¿Te gusta que los desconocidos te tuteen o te hablen de usted?

 De tú, por favor.

9. ¿Qué opinión te merecen los estudios universitarios o la universidad como institución?

Hay que tener un poco de suerte. Yo no tuve mucha en la facultad de Derecho, sólo dos o tres profesores se salvaban de la quema. Hombre, algo se aprende, supongo. Si quieres ser médico, abogao,  tienes que pasar por ahí, sí o sí. Si quieres ser artista, pues ya no es imprescindible.

Acabo con un par de ranciofacts: “Yo estudié en la universidad de la vida”, “La universidad no es más que una fábrica de títulos”.

10. ¿Un integral de Ortega y Pacheco es posible? ¿Depende de ti en algún sentido?

Pues se está moviendo mucho este tema últimamente, me lo están preguntando muy a menudo. Incluso hay alguna editorial interesada. Creo que estamos muy cerca de la magna y definitiva edición. Encima hay todo un año de OyP sin recopilar... A new hope!

11. ¿Qué pregunta te parece interesante para el próximo entrevistado (de identidad desconocida para todos)?

¿Qué te parece esa mierda tan grande que se crea cuando vas por la calle, saludas a un conocido, este te dice “hasta luego” y tú al mismo tiempo dices “hola” e inmediata y atrabucadamente rematas con otro “hstaluego”?



lunes, 22 de febrero de 2016

a propósito de ¡Ave, César!


Dos propósitos vitales: realizar una edición crítica comentada de las obras completas de Yung Beef y escribir un libro sobre los hermanos Coen. Los Coen llevan desde los años ochenta haciendo películas que descolocan persistentemente a sus espectadores, incapaces de saber qué clase de historia van a ver, al tiempo que tratan de forma coherente en todas sus películas algo tan poderoso como el desamparo del Hombre ante su propia estupidez, la casualidad, el destino o, en fin, lo Transcendente. Desde el narrador de El gran Lebowski creyendo que está viviendo un western hasta la revisión posmoderna del libro de Job que hicieron en Un tipo serio, su obra está dedicada a la belleza de un sentimiento tan común como es "no entender nada".

¡Ave, César! es una película religiosa, hasta católica aunque sus autores sean judíos y parezca que creen mucho más en el poder de Satanás que en el de Dios; el único problema es que en 2016 es un poco complicado, y hasta blasfemo, hablar de divinidad sin tratar del poder de otras narrativas tan potentes como el comunismo o la mitología del Hollywood clásico. De hecho, yo pensaba que la película quería reflejar lo complicado que resulta tratar el tema en un medio que, a diferencia de la pintura o la poesía mística, está basado en la colectividad, en el que trabajan cientos de personas y cuya realización cuesta millones de dólares. Mi interpretación venía de una cita que hacía el narrador de ¡Ave, César! (la película dentro de la película) en la que exponía que el Imperio Romano se extendía desde la península ibérica, al oeste, hasta Alejandría, al este. Yo pensaba, por alguna deficiencia en mi educación primaria, que Alejandría, que efectivamente situaba en Egipto, no estaba TAN al este como para significar un límite imperial.

Este momento, que sucede en los primeros cinco minutos de la película, me llevó por un camino de interpretación que ahora, a la vista de los hechos, cojea completamente: ¡Ave, César! (la película dentro de la película), que en un momento dado es considerada como una segunda Biblia en cuanto a su influencia, falla hasta en los datos geográficos más básicos al igual que ¡Ave, César! (la película) fallará irremediablemente en su intento de mostrar la espiritualidad, ya sea por lo imperfecto de la cinematografía o por el muy antiguo problema de lo inefable. Vi la película como una obra que reflexionaba constantemente sobre su propia ineficacia y encontré en todo momento pruebas (ahora circunstanciales) que sustentaban mi punto de vista igual que cuando descubres una palabra empiezas a darte cuenta de que, de repente, todo el mundo la estaba usando.

Ahora no sé qué pensar.

domingo, 14 de febrero de 2016

a propósito de los urinarios


Esto es un detalle de los baños para hombres de la primera planta del Campus de La Merced de la Universidad de Murcia, donde asisto a clase. Me temo que en la foto no se aprecia la escala, pero la distancia entre un urinario y otro es extremadamente larga, algo más de un metro contado con la muy imprecisa escala de pasos. No sé cuál es la distancia estándar, pero todos estamos de acuerdo en que es mucho menor ¿no? (desde esta plataforma propongo a todos los lectores que utilicen baños públicos masculinos que lo midan y compartan sus resultados conmigo) Visito estas instalaciones casi a diario y siempre me atraen directamente, tardé mucho tiempo en darme cuenta de algo tan obvio como que había otra estancia junto a esta en la que se encuentran los retretes para todos los públicos, por si alguien quisiese realizar aguas mayores o prefiriera la intimidad que ofrece el encierro.

Confieso que esa imagen, ese descubrimiento de un baño que rompe abruptamente con el convencialismo de que dos personas tengan que orinar más cerca de la cuenta a la vez, ese "no homo" gigantesco en forma de arquitectura, fue la que inspiró este blog en un principio. En ese "movidas" primigenio (siempre se ha llamado "movidas" en mi mente) yo comentaba la singularidad de este lugar de una forma similar al párrafo anterior (vamos, como lo habría hecho el yo de hace unos meses, que era relativamente distinto aunque a grandes rasgos era igual) para adentrarme en un territorio imaginario en el que investigaba sobre el arquitecto o diseñador del edificio, algo que creo que nunca haría por muy obsesionado (que lo estoy) que estuviera, encontraría alguna revelación maravillosa como que el señor que tuvo la idea era nazi o desapareció en los Andes a finales de los años veinte o algo igualmente impactante y ficticio que me permitiese explayarme sobre un tema de mi elección; pasar de una gilipollez como los aseos de mi universidad a un pequeño ensayo sobre los baños nazis o las desapariciones en las cordilleras americanas a principios del siglo XX mediante una pirueta narrativa que descolocase al lector y que le instruyese, como las píldoras azucaradas de La celestina o un Caballo de Troya pseudoliterario, como si pudiese paliar unas carencias de conocimientos o de talento a través de la ficcionalización de una investigación que no se produjo pero que quizás debería haberse producido (y que quizás hubiese ofrecido datos interesantes sobre los que desarrollar un post) o si precisamente en esa ficción pudiese radicar el elemento realmente interesante, porque indagando en las mentiras es como se llega a la Realidad o algo por el estilo, pero no sé, ya no me hacen mucha gracia esas bromas.

(Cuando hacía la foto me descubrió un alumno de la universidad al que no había visto nunca. Yo, nervioso por lo irregular de hacer fotografías a baños públicos le expliqué brevemente la idea y me preguntó por el nombre del blog. Si lees esto, un saludo)

lunes, 1 de febrero de 2016

a propósito del tuenti


El tuenti cierra, gran sorpresa. Ya casi se había convertido en una broma vieja lo de hacerte una foto absurda, hortera y/o gratuita y exclamar "pal tuenti"; hablar de la vergüenza que supondría que cualquier persona se pusiese a realizar actividad arqueológica en las fotos en las que te etiquetaste durante 2010 es ya un lugar común. Yo, personalmente, desdé que descubrí el twitter en 2011 decidí mover el centro de mis estupideces hacia la otra red social y, con la llegada de whatsapp, dejó de servirme como chat para hablar con la gente, lo que llevó al fin de su uso definitivamente: la última foto que subí (en la que aparecía imitando a Chiquito de la Calzada frente a un bar londinense llamado "Chiquito") fue en julio del 2012 y la última foto en la que me etiquetaron fue una con mi hermana viendo el concierto de Hola a todo el mundo en el SOS del 2013 (¡no hace tanto!) pero para entonces yo ya pasaba -como todo el mundo, imagino- y me metía tan solo por mi cumpleaños para ver si algún rezagado me felicitaba con la canción de 'Lisa hoy es tu cumple' o similar.

Viendo las viejas fotos uno siente, por supuesto, vergüenza, por las pintas, por las compañías o por las actitudes (llevé el pelo tan asquerosamente largo durante tanto tiempo que todavía no me acostumbro a que hace años que no es mi peinado) pero también hay muchos buenos recuerdos, como cuando fui a ver a los Foo Figthers, la chica de "a los antibieber", el rodaje de algunos cortometrajes primigenios, viajes de estudios... viendo los archivos de mis chats con la gente que aún no se lo ha cerrado (muy poca) puedo apreciar mi auténtica inhabilidad social, contando tonterías similares a las que puedo poner por aquí con mucha menos gracia, inteligencia y a gente a la que obviamente se la suda todo. También recuerdo afectuosamente mis muchísimas partidas al ajedrez con desconocidos y conocidos que se hartaban pronto de mí y del despertar a la sexualidad que suponía para un joven sin casa en la playa la aparición de álbumes de fotos con nombres como "veranooo 2010" o "las mejores" de chicas con las que no había hablado nunca pero a las que a veces miraba al otro lado del patio como si hubiese que resolver algún enigma.

Echo de menos tuenti porque echo de menos permitirme ser tan sumamente tonto. Creíamos que la primera gran lección que nos iba a dar la tecnología a esta generación era que todas las gilipolleces que hiciéramos iban a quedar guardadas para siempre, pero resulta que la lección era que habíamos dejado todos nuestros recuerdos en manos de hombres trajeados que en cuanto dejan de hacer dinero deciden recoger el chiringuito y marcharse. Lo terrorífico termina no siendo que todo queda guardado sino que todo es susceptible de ser borrado en cualquier momento.