miércoles, 17 de agosto de 2016

a propósito del no-conflicto


Hace poco vi en el cine en versión original Everybody Wants Some, la esperadísima (solo por mí, parece, ese día era el único en el que se proyectaba en toda la región de Murcia) nueva película de Richard Linklater, el genio detrás de Boyhood, la trilogía de Antes del amanecer y Escuela de rock. Everybody Wants Some es una película sobre un equipo de béisbol universitario en 1980 durante los tres días previos al comienzo del curso, con sus fiestas, sus amoríos y sus momentos de camaradería masculina. Es imposible verla y no acordarse de, quizás, la gran película olvidada del año pasado: Magic Mike XXL, otra película sobre un grupo de amigos aficionados al baile y las mujeres, sin antagonista y sin conflicto en un sentido tradicional.

Son estos últimos aspectos los que más me han interesado de ambas películas. He notado un aumento considerable en películas (películas occidentales mainstream estrenadas en cines comerciales en nuestro país) sin malo (no hablo de que no esté claro quién es el malo por alguna clase de dilema moral planteado, hablo de ausencia total) y sin un argumento muy definido. Algunos ejemplos: Inside Out, Marte, Frank o, realmente, toda la filmografía de Linklater. Me parece que es una absorción de la cultura masiva de parte de las propuestas del cine de autor más vanguardista (la corriente más clara en este cine a lo largo del siglo XXI ha sido llamada Slow Cinema, es decir, cine lento, las películas de Apichatpong Weerasethakul, Bela Tarr y algunas de Gus van Sant) y de la cultura asiática, particularmente la japonesa (de hecho, sin ser ningún experto, es fácil ver las características de las que estamos hablando en el cine del Estudio Ghibli y en Yasujiro Ozu). Soy capaz de inferir dos razones por las que se está imponiendo este modelo (muy poco a poco, eso sí) y puede que ambas sean realmente la misma: 1) convertir el cine en un refugio en tiempos de crisis económica, social, política y moral más que en un medio para la narrativa en un sentido clásico y convencional, es decir, una reformulación del concepto "feel good movie", que hasta ahora servía para definir películas francesas y películas con actores viejos para un público viejo y 2) como respuesta al cine de superhéroes, el género con un antagonismo más claro y evidente desde ¿los años 30?, una manera de crear un enfrentamiento de "nosotros" contra "ellos" entre el cine adulto de medios limitados (aunque sea en comparación) y un cine más "infantil".

(Pienso que el cine de superhéroes también ha nacido como respuesta a la crisis, es decir la respuesta de la cultura popular ha ido por las dos vías: la creación de una narrativa con buenos y malos claramente diferenciados y exagerados y la negación del conflicto)

Curiosamente, este verano ha surgido otro fenómeno muy paralelo al que comento. La aparición de Pokemon Go ha llevado esta idea del no-conflicto a unos niveles mucho más profundos. La adaptación a la realidad virtual de la franquicia pokemon (una serie de juegos que ya está fuertemente basada en llegar a los límites de la resistencia al tedio a través de largas caminatas, en una obsesión casi zen por retrasar el placer) sigue siendo un videojuego y, por tanto, la actitud del jugador-protagonista puede variar mucho pero Pokemon Go es, en esencia, un juego sobre pasear. La estructura de combates y gimnasios, obligatoria en los juegos tradicionales, aquí es más bien un complemento accesorio.

Películas sin historia y videojuegos sin peleas, a mí me parece bien.

jueves, 11 de agosto de 2016

a propósito de Famous



I feel like me and Taylor might still have sex
Why? I made that bitch famous
(Siento que Taylor y yo todavía podríamos tener sexo
¿Por qué? Hice a esa zorra famosa)
Kanye West

En el 2009, y aquí estoy hablando para alguien que no tiene ni idea de lo que ha pasado en el Pop desde entonces, Taylor Swift, la superestrella del country de diecinueve años que empezaba a trasladarse a terrenos más comerciales, recibió un premio de la MTV al mejor videoclip de una artista femenina por su canción You Belong With Me. Cuando nuestra joven estrella fue a recoger su esperado premio todo el mundo podía sentir su alegría, su esperanza, pero entonces apareció el villano de la historia, Kanye West, el célebre rapero, que subió al escenario, e interrumpió a Swift porque de alguna manera necesitaba decir al mundo que el mejor videoclip de una artista femenina de ese año era, indudablemente, Single Ladies (Put a Ring on It), de Beyoncé, una idea que creo que, siete años después, podemos compartir todos (de hecho no se me ocurre ningún videoclip más icónico que ese en los últimos años). No era la primera vez que Kanye West hacía algo por el estilo, en 2006 ya se subió al escenario a protestar porque le habían dado el premio a mejor vídeo a Justice y Simian y no a él y en 2005 había aparecido en televisión en una telemaratón para ayudar a las víctimas del Huracán Katrina dando un discurso (aparentemente) improvisado sobre el racismo que rodeaba a toda la situación, culminando con el ya clásico "George Bush doesn't care about black people", que el expresidente llegó a considerar el punto más bajo de su mandato. Pero esto, arruinar el momento más especial de una pobre e inocente chica, fue demasiado. Kanye West se convirtió en el principal enemigo de Estados Unidos, llevando hasta al presidente Obama a llamarlo "jackass" (algo así como "gilipollas").


Con el tiempo, todo esto se calmó, Kanye realizó varias medias disculpas por Internet, publicó un par de discos que lo colocaron en lo más alto de la música para la generalidad de la crítica y Taylor Swift acabó dominando casi literalmente el pop mainstream de la década. Para 2015 todo esto ya se había convertido en una broma más y se les llega a ver juntos por la calle, se habla de una colaboración en el próximo disco de Taylor, pero... Kanye West publica su disco The Life of Pablo, que incluye una canción llamada Famous en la que insinúa que podría mantener relaciones sexuales con Taylor Swift porque, bueno, al fin y al cabo hizo a esa zorra famosa. La polémica es instantánea, los abogados de Swift demandan que se retire inmediatamente la canción, Kanye dice que ella lo sabía perfectamente, que mantuvieron una conversación de una hora por teléfono y que dio su aprobación, ella dice que es completamente falso, Kim Kardashian (la mujer de Kanye West) saca un vídeo en el que aparecen manteniendo esa misma conversación por teléfono...

En verano Kanye West saca el vídeo de la canción Famous, estaba claro que después de todo su declaración al respecto iba a tener que ser en forma de videoclip. En él aparecen réplicas sintéticas desnudas de varios famosos (más o menos relacionados con el cantante) durmiendo desnudas en una cama inmensa. Los famosos son, de izquierda a derecha, George Bush, Donald Trump (representación de lo que Kanye quiere combatir en su hipotética candidatura a presidente de los Estados Unidos en el 2020), Anna Wintour (editora de Vogue, realizó la polémica calificación de "migrant chic" sobre la colección de moda de Kanye West), Rihanna (que realiza una colaboración cantando en Famous), Chris Brown (también colaborador en el disco, mantuvo una relación con Rihanna bastante complicada, incluyendo violencia de género, que impactó a Occidente y, desde luego, me impactó a mí [hablé del tema en, al menos, tres redacciones en el instituto]), Taylor Swift, el propio Kanye West y su mujer Kim Kardashian West, Ray J (el rapero que protagonizó la cinta sexual que elevó la popularidad de Kim Kardashian [sin su consentimiento, es importante aclararlo]), Amber Rose (exprometida de Kanye y objeto de muchísimas de sus canciones, para bien y, sobre todo, para mal), Caitlyn Jenner (antiguamente conocida como Bruce Jenner, medallista olímpico y padrastro de Kim Kardashian, en el último año se reveló como mujer trans) y Bill Cosby (célebre cómico que actualmente está siendo investigado por abuso sexual a muchísimas mujeres, Kanye West proclamó su inocencia vía twitter).

El vídeo dura diez minutos (la canción, 3 minutos 16 segundos) y está formado casi esencialmente por imágenes con textura de cinta de seguridad o cámara casera antigua de ese dormitorio hipotético en el que están nuestros protagonistas, mostrando sin pudor la desnudez de estas celebridades tan de cerca que por momentos llega a la abstracción. A los dos minutos veinticinco segundos la música se para (justo después de "We never gonna die") y el vídeo pasa de ser una broma de mal gusto a ser algo realmente desagradable. De repente estamos espiando a unas personas (que está claro que no terminan de ser personas) mientras duermen. A los seis minutos y medio aparece en pantalla SPECIAL THANKS / BILL COSBY / CAITLYN JENNER / ... / FOR BEING FAMOUS. En ese momento vuelve la música y la cámara pasa a ser HD, realizando un zoom out desde la cara de Kanye hasta abarcar toda la cama, cuando termina Kanye despierta, mira a cámara y la imagen pasa a una puesta de sol (al mismo tiempo que comienza la canción Father Strecht My Hands Pt. 1).

No veo mucho sentido en intentar esconderlo: Kanye West me parece uno de los artistas más importantes de nuestro tiempo. Su figura pública es inseparable de su faceta musical o artística de tal manera que hasta sus apariciones parecen formar parte de una compleja performance (sobre todo esto se extiende FILM CRITIC HULK por si a alguien le interesa leer un ratillo). La fama ha sido siempre su tema predilecto y parece que en Famous (mucho más en el vídeo que en la canción) expresa definitivamente su tesis: la fama es un juego, una representación falsaria y más un entretenimiento que otra cosa, si bien un entretenimiento que puede atrapar a los que se ven involucrados en él (parece que West piensa que él es el único despierto, el único capaz de entender lo que está pasando). Da igual que los famosos se peleen, se golpeen, se casen o se sometan a operaciones de cambio de sexo porque al final todos forman parte de lo mismo. Al final todos vuelven a casa a dormir juntos en la misma cama. 

Taylor Swift había ganado un premio de la MTV al mejor videoclip. PREGUNTA: ¿Quién podría considerar que en ese momento no era famosa todavía? RESPUESTA: Un famoso.


martes, 9 de agosto de 2016

a propósito del Arenal Sound 2016


(Vale, este festival duró como una semana y paso de redactar algo especialmente complicado así que propongo una recopilación de apuntes más o menos inconexos, en gran parte recogidos literalmente de notas que escribí en mi móvil durante el festival. Estoy convencido de que el Indie y los Festivales son dos temas muy interesantes y muy dignos de recibir el tratamiento de este blog pero cada cosa a su tiempo)

-El Arenal Sound es, con diferencia, el más orientado a los jóvenes de toda la primera división de festivales de verano. Hay que respetar mucho eso y apuntar que no me guste el cartel dice muchísimo más de mí y mi ranciedad que de los organizadores y el público masivo.

-Ligera decepción con El Último Vecino, es la cuarta vez que los veo en cosa de año y cuarto así que tampoco es para tanto. No tuvieron un día especialmente brillante.

-No entiendo a los grupos: Taburete, Pol, Izal. No entiendo ni a los miembros ni a los fans. Hay misterios divertidos pero este no es uno de ellos. 

-No creo que debiéramos permitir reuniones de más de cinco hombres heterosexuales si algún día queremos derribar el patriarcado.

-Perro son graciosos de una manera muy poco graciosa, como si fueses su colega y te ríes porque les conoces pero si vieses a un desconocido diciendo sus tonterías pensarías que es tonto. Además me gusta cómo tocan.

-No tengo nada que decir de Love of Lesbian, disfrutadlos si podéis (esta vez no me dieron ganas de asesinar al cantante, punto para ellos)

-Los Kaisier Chiefs entienden que, a pesar de tener mínimo dos o tres himnos, nunca serán un gran grupo y han decidido pasárselo bien e intentar que nosotros hagamos lo mismo. Bien.

-Completamente a favor de la omnipresente moda de las trenzas. Completamente a favor de las decisiones estéticas de las que uno se arrepiente al cabo del tiempo.

-Fangoria es el único grupo por aquí capaz de mezclar la estética del pop más mainstream y de mantener la idea de diva de Alaska al mismo tiempo que hacen algo parecido a una experimentación sonora. Su mix de canciones de temática bailonga con, entre otras, Bailando (Astrud), Toro (El Columpio Asesino) y Yo quiero bailar (Sonia y Selena) fue una de las cosas más bonitas del festival.

-Cristal Fighters molaron (desde luego mucho más de lo que molan en estudio) pero sobre todo lo interesante fue ver las caras interrogantes de espectadores incautos.

-Nunca había visto de forma seria una sesión de música electrónica y hay algo bellísimo en estar cansado y seguir bailando (no sé si es muy cutre relacionarlo con la vía purgativa de la mística, como intentar relacionar algo propio de una gran elevación espiritual con algo no tan propio de ella, pero en mi cabeza se produce esa conexión), de forma que hasta me parece trampa usar drogas, por muy fundamental que sea la utilización de químicos en la experiencia rave. Dejar de ser uno mismo para ser solo un elemento de una gigantesca masa también es una experiencia bellísima.

-Borgore insistió en pinchar canciones de la época en la que yo empecé a ir a discotecas y tal y, a pesar de que entonces las odiaba (sobre todo la obsesión de la electrónica con "romper", creo que ahora ya está más bien pasado de moda) lo pasé genial. La nostalgia es un sentimiento peligroso porque te hace perder el juicio crítico pero bueno, que me lo pasé bien así que a lo mejor la nostalgia merece la pena.

-Foyone ya era la voz más interesante del rap nacional con su mezcla entre predicador de una secta basada en las teorías de conspiración más sensacionalistas y el realismo social más crudo (y las bases de Gharuda sampleando fuertemente los grandes éxitos de la copla) pero la añadidura de su faceta como político ha expandido considerablemente su magnetismo personal. Iba con un batería para rapear solo con bombo y caja y se le olvidaron varias canciones. Mi concierto favorito del festival.

-Two Door Cinema Club eran grandísimos en un estilo muy particular que dominaban a la perfección y han tomado nuevas direcciones, una decisión completamente comprensible pero que, considero, ha sido un error artístico. Fue un muy buen concierto.

-Durante los conciertos la realización audovisual es fantástica, pero en las sesiones electrónicas las cámaras prácticamente se dedicaban a enfocar a chicas guapísimas del público y me da mal rollo pensar que ha debido haber alguna reunión en torno a esa decisión.

-Carlos Sadness está muy guay a pesar de que no puedo dejar de pensar de que su rollo es falsísimo en todos los sentidos, pero bueno, estuvo muy divertido y eso que apenas me sabía una canción y más por oír a mis amigos cantarla que por escucharla. Tocó una versión de Groenlandia de los Zombis y mis camaradas no sabían que era una versión, lo que me dio bastante penita, no porque mis amigos no tengan ni puta idea de música (cosa bastante falsa) sino porque es una gran canción.

-La Gran Pegatina: a veces está bien abrir una ventana a un mundo totalmente ajeno a ti. Disfruté mucho de la segunda mitad del concierto pero nunca más (¡y no pasa nada!)

-Muchas banderas independentismas gallegas, bastantes más que catalanas o vascas. Supongo que no será indicativo de nada pero no me extrañaría que a la larga encontremos en el 2016 un cambio de paradigma en su nacionalismo.

-Los Hives son el único grupo de rock (sin aditivos, los Hives son, indudablemente, un grupo de rock) actual que me gusta. Escuché su disco Lex Hives un número suficiente de veces como para considerarlo una especie de manta de seguridad. Están absolutamente comprometidos en el escenario y, sinceramente, comparar cualquier otro directo con el suyo me parece un poco injusto.

-Steve Aoki puta mierda