martes, 5 de julio de 2016

a propósito de las últimas películas de Pixar


Ligerísimos spoilers de Del revés y Buscando a Dory

Supongo que a muchos les molestará la idea de que la concienciación por la salud mental está de moda (igual que el feminismo, por ejemplo, está de moda), supongo que porque habrá gente que considere que la lucha por la desestigmatización de esta clase de cuestiones, tan serias y tan dolorosas, es mucho más que una "moda" o le molestará las connotaciones de "moda" que indican que, en algún momento, se pasará de moda y volveremos a los oscuros días del electroshock, etcétera. No sé, hay perspectivas comprensibles (toda masivización de un fenómeno lleva a la frivolización del mismo, eso diría que es innegable) pero creo que el mismo objetivo del movimiento pasa por la concienciación; no tiene sentido que estés muy enfadado en tu casa si una chavala de quince años a dos pueblos de aquí hace alguna tontería porque no entiende del todo lo que está sintiendo. Si para conseguir intentar entender mejor al prójimo tenemos que pasar por carteles de Mr. Wonderful, pienso que merecerá la pena.

La prueba de que es una idea cada vez más popular es que Pixar, quizás la empresa que mejor ha conectado con el Occidente del siglo XXI, ha dedicado sus dos últimos productos, Del revés y Buscando a Dory, a profundizar en ella (vale, El viaje de Arlo está entre esas dos pero es un proyecto antiguo, en 2011 anunciaron que iba a ser estrenada en 2013 y fue retrasándose desde entonces, no dejemos que los dolorosos avatares de la realidad nos estropeen una teoría más bien pulcra y bonita).

Del revés habla de los conflictos que produce en una preadolescente una mudanza a través de la personificación de cinco emociones básicas. La película ha sido muy criticada por, entre otras cosas, el aspecto que da a la mente humana: en opinión de determinados críticos, simplificar la complejidad emocional ya es, de por sí, un acto de escasa moral. Representarla de forma análoga a la de una fábrica en un producto dirigido a los niños ya es un ejercicio de adoctrinamiento neoliberal. Hablar de la mente (el punto de origen del individuo y de la creatividad) como una gran y compleja empresa (negadora de ambas ideas casi por definición) es (o puede ser) realmente terrorífico. Estas críticas me resultan completamente legítimas, pero creo que rechazar la actitud de Del revés de pleno es un error. Lamentable o afortunadamente, nunca veremos en el cine un ensayo psicológico real, si pretendemos comunicar ideas es necesario ceder en determinados aspectos. Del revés sigue siendo, probablemente, la única película en la que el clímax consiste en la depresión de una niña (algo que es equiparado al derrumbe de una ciudad), la única en la que unos padres no paran de tomar decisiones erróneas sin querer (y sin ser juzgados por ello) y la única que enseña que la felicidad y la tristeza van de la mano SIEMPRE en esta vida (bueno, esto es más típico y ya estaba, como mínimo, en Shut Up and Play the Hits). Nos queda mucho para saber si podemos hablar de un impacto real de esta película en la inteligencia emocional de las generaciones venideras, pero yo estoy seguro de que me hubiese gustado mucho verla con ocho años, seguramente parecido a como me gustó con dieciocho.

Ojalá se me hubiese ocurrido a mí que Buscando a Nemo trata sobre tres discapacitados (Nemo es discapacitado físico, Dory es discapacitada mental y Marlin es discapacitado emocional [no me acuerdo de quién es la idea, casi seguro que de algún crítico norteamericano]). Buscando a Dory se centra, lógicamente, en el personaje más querido de la película original, no tendría sentido hacer una secuela nostálgica ¡trece! años después sobre alguno de los tiburones de los Doce Pasos. Pese a que cuesta ver en la película alguna intención clara, resulta curiosa la cantidad de personajes con problemas que aparecen: la ballena miope, la beluga con una deficiencia psicosomática en su ecolocalizador, el pulpo de siete tentáculos, el ave y el león marino con un probable retraso mental... y cómo todos estos personajes superan las concepciones que han visto sobre ellos por los demás o ellos mismos para lograr objetivos. El aspecto de dependiente de Dory se ve acentuado en base a los flashbacks en los que vemos la preocupación de los padres ante la problemática de su hija. Buscando a Dory es, diría, infinitamente inferior, pero si estás mínimamente concienciado con esta clase de temas o has vivido alguna cuestión remotamente parecida es bastante difícil no emocionarte fuerte con Marlin aprendiendo cómo tratar a su amiga o Dory autoculpándose de lo que le está pasando.

Es absurdo decir que el éxito de ambas películas es a causa de haberse subido a la ola de la salud mental, sobre todo teniendo en cuenta que Pixar ha sido el estudio cinematográfico que más y mejor han sabido crear una imagen de marca (es decir, todo el mundo sabe qué clase de película va a ver de igual forma que uno sabe más o menos que película va a ver cuando va a ver la última de Wes Anderson), pero precisamente su habilidad para apelar, seguramente a través de complejos estudios mercadotécnicos, a las inquietudes de los niños y padres desde mediados de los noventa nos indica que fijarnos en los temas que abordan puede decirnos mucho de nuestro mundo. Afortunadamente podemos verlas y pensar en ellas, pero también podemos disfrutarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario