miércoles, 20 de julio de 2016

las movidas del cine: a propósito de The Room (2003)


Existe la idea en la crítica cultural tanto profesional como coloquial (y me temo que le queda mucho para desvanecerse) de que una película puede ser tan mala que acabe siendo buena. Esta clase de justificación de un disfrute más o menos irónico pierde sentido cuando aceptamos que la obra y el autor son entidades separadas. Cervantes escribió el Quijote como una parodia y no como una reflexión metafísica, Kafka pidió a su amigo que quemase sus escritos (inéditos) tras su muerte por vergüenza y Woody Allen piensa que Manhattan es su peor película. Una película nunca puede ser tan mala que es buena, en todo caso será buena por razones distintas a las pretendidas por los autores.

The Room suele considerarse una de las peores películas de la historia. Escrita, dirigida, producida y protagonizada por Tommy Wiseau, trata sobre el triángulo amoroso entre Johnny, Lisa (su prometida) y Mark (amante de esta y mejor amigo de Johnny), intercalado con tramas sobre tráfico de drogas o cáncer de mama que no llevan a ningún sitio claro. La película costó 6 millones de dólares financiados íntegramente por Wiseau (nadie sabe de dónde los sacó) y su turbulenta producción ha sido objeto del libro The Disaster Artist, en el que está basada la película The Masterpiece, dirigida por James Franco. Fue promocionada casi exclusivamente por una valla publicitaria en Hollywood que permaneció ahí durante cinco años con un coste de 5000 dólares al mes. Su éxito fue inexistente durante un tiempo pero pronto labró un pequeño culto que disfrutaba de sesiones con participación del público al estilo de las de The Rocky Horror Picture Show. Varios cómicos famosos celebraron esta rareza absoluta pero los principales valedores de The Room fueron Tim Heidecker y Eric Wareheim (famosos sobre todo por el programa de sketches de Adult Swim Tim and Eric Awesome Show, Great Job!, en el que llegaron a contar con Wiseau en alguna ocasión).


Fue en la extraña sensibilidad cómica de Tim and Eric y Adult Swim, con un humor basado en la incomodidad y en los chistes sin final gracioso o inesperado, donde The Room encontró finalmente la acogida que tiene ahora mismo. "El Ciudadano Kane de las películas malas" era ahora algún tipo de clásico y Tommy Wiseau hasta dijo que su intención era en todo momento la de realizar una comedia negra y no un melodrama romántico (algo a lo que nadie hizo demasiado caso). El caso es que The Room es una película muy divertida para cualquiera dispuesto a reírse de actuaciones terribles o diálogos improbables, pero va mucho más allá. Hay que atesorar The Room porque es una película que no se parece a ninguna otra (a ninguna narrativa, al menos), una película con una concepción del relato completamente ajena a la experiencia humana normal, The Room parece el resultado de un extraterrestre intentando reflejar el drama humano sin tener ni idea de lo que está haciendo, mezclando formatos de vídeo y sin saber cómo contar una historia porque la realidad, al fin y al cabo, no es una historia. The Room es la gran película sobre no entender nada de lo que está pasando.


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