sábado, 12 de marzo de 2016

a propósito de Delfín Asturiano


Ahora que el cine lowcost y el posthumor se han pasado un poco de moda podemos decir que lo más interesante que está pasando en España, al menos a un nivel cultural, es el trap. A grandísimos rasgos (en la wikipedia inglesa hay un artículo bastante bueno sobre historia, características, etcétera) este género nace aquí como una respuesta a un rap alejado de la realidad de los sectores más desfavorecidos; así, el trap en España abraza el reguetón, el flamenco o la música de pachangueo en general con el fin de convertirse en himno de los desposeídos. Como la cultura hip hop de los Estados Unidos o la mitología griega esto tiene unos códigos narrativos comunes bastante sencillos pero potentes: el empezar desde abajo, el amigo que te traiciona, la cazafortunas, el chivato, la prostituta con el corazón de oro, la pena que el dinero ni la fama pueden curar...

En este contexto se produjo a mediados del 2014 una pelea entre D. Gómez (de PXXR GVNG) y NY (de MDE Click) trayendo mucho revuelo entre la comunidad hispana del rap pero, sobre todo, el vídeo en el que un tal Delfín Asturiano contaba el suceso como testigo presencial. En ese vídeo, aparte de hablar sobre la célebre guantá, relata diversos encuentros sexuales, una fiesta en un club al que no dejaron entrar a Jarfaiter por su inapropiado calzado donde Costa se junta con "gatitas de dieciséis" o el propio D. Gómez le propone una canción juntos, algo que rechaza inmediatamente. Cuando me enseñaron el vídeo por primera vez, en el auge de la fiebre PXXR GVNG que se vivía en aquella época en mi ambiente, lo primero que pensé fue algo que uno se ve obligado a decir muchas veces en esta época: ¿esto va en serio?

Su identidad online no para de plantear enigmas. Por un lado su cuenta de twitter, que muestra a un drogadicto pobre [edito: el propio Delfín Asturiano me ha indicado a través de un twit que él de pobre no tiene nada, que es terrateniente], mitad gitano mitad heredero de la dinastía Austria y de tendencias fascistas que se considera una estrella de la música, parece una parodia del trap como tantas otras. No para de reincidir en viejas bromas: que si se deja la droga, que si Mario Conde le debe dinero o Kase O le robó su cuaderno de letras, su amistad y enemistad con el Yiyi, su feminismo extremo... Su cuenta de Youtube (dos cuentas, en realidad, Delfín Asturiano y Delfín Asturiano Canal Auténtico, nada parece indicar que una de las dos sea más auténtica que la otra) incluye decenas de canciones a capella, vlogs en los que analiza la situación del trap español u otros temas satélite, como en su obra maestra Delfín asturiano vs drogas y videoclips (especialmente interesante Lo más nuevo) y, junto con su vídeo porno con la Luisa (es un vídeo porno real, aviso) evidencia la existencia de una persona o muy real o que dedica mucho tiempo de su vida, por no hablar de las repercusiones que puede tener todo esto en su ambiente privado, a una broma que, siendo honestos, no le ríe tanta gente.

Pero no estoy seguro de que tenga que ser una cosa o la otra, no creo que haya una única identidad y mucho menos en el momento en el que vivimos. Es imposible mandar un mensaje al mundo a través de Internet sin pensar en quién lo va a recibir y lo que puede pensar sobre ello. Mucho más absurda es la idea de no modificar el mensaje para agradar a ese público ideal que puede o puede no existir; lo que puede empezar como una broma simple o un comentario inclinado a la malinterpretación puede pasar fácilmente a ser un rasgo de personalidad más a fin de algo tan común y poco criticable como es agradar a los demás. Dudo que gente como Delfín Asturiano o Salvador Raya estén cercanos a los límites de la normalidad intelectual o que sean maestros del engaño que hayan consagrado su existencia a una performance al estilo de Andy Kaufman; más bien suponen un tipo nuevo de persona, una que ha trasladado al plano "real" (o away from keyboard) la clase de ajustes inconscientes que uno realiza sobre sí mismo en Internet.

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