domingo, 14 de febrero de 2016

a propósito de los urinarios


Esto es un detalle de los baños para hombres de la primera planta del Campus de La Merced de la Universidad de Murcia, donde asisto a clase. Me temo que en la foto no se aprecia la escala, pero la distancia entre un urinario y otro es extremadamente larga, algo más de un metro contado con la muy imprecisa escala de pasos. No sé cuál es la distancia estándar, pero todos estamos de acuerdo en que es mucho menor ¿no? (desde esta plataforma propongo a todos los lectores que utilicen baños públicos masculinos que lo midan y compartan sus resultados conmigo) Visito estas instalaciones casi a diario y siempre me atraen directamente, tardé mucho tiempo en darme cuenta de algo tan obvio como que había otra estancia junto a esta en la que se encuentran los retretes para todos los públicos, por si alguien quisiese realizar aguas mayores o prefiriera la intimidad que ofrece el encierro.

Confieso que esa imagen, ese descubrimiento de un baño que rompe abruptamente con el convencialismo de que dos personas tengan que orinar más cerca de la cuenta a la vez, ese "no homo" gigantesco en forma de arquitectura, fue la que inspiró este blog en un principio. En ese "movidas" primigenio (siempre se ha llamado "movidas" en mi mente) yo comentaba la singularidad de este lugar de una forma similar al párrafo anterior (vamos, como lo habría hecho el yo de hace unos meses, que era relativamente distinto aunque a grandes rasgos era igual) para adentrarme en un territorio imaginario en el que investigaba sobre el arquitecto o diseñador del edificio, algo que creo que nunca haría por muy obsesionado (que lo estoy) que estuviera, encontraría alguna revelación maravillosa como que el señor que tuvo la idea era nazi o desapareció en los Andes a finales de los años veinte o algo igualmente impactante y ficticio que me permitiese explayarme sobre un tema de mi elección; pasar de una gilipollez como los aseos de mi universidad a un pequeño ensayo sobre los baños nazis o las desapariciones en las cordilleras americanas a principios del siglo XX mediante una pirueta narrativa que descolocase al lector y que le instruyese, como las píldoras azucaradas de La celestina o un Caballo de Troya pseudoliterario, como si pudiese paliar unas carencias de conocimientos o de talento a través de la ficcionalización de una investigación que no se produjo pero que quizás debería haberse producido (y que quizás hubiese ofrecido datos interesantes sobre los que desarrollar un post) o si precisamente en esa ficción pudiese radicar el elemento realmente interesante, porque indagando en las mentiras es como se llega a la Realidad o algo por el estilo, pero no sé, ya no me hacen mucha gracia esas bromas.

(Cuando hacía la foto me descubrió un alumno de la universidad al que no había visto nunca. Yo, nervioso por lo irregular de hacer fotografías a baños públicos le expliqué brevemente la idea y me preguntó por el nombre del blog. Si lees esto, un saludo)

6 comentarios:

  1. Tu entrada es estupenda pero me ha molestado un poco la parte en la quedices "desde esta plataforma propongo a todos los lectores que utilicen baños públicos masculinos que lo midan y compartan sus resultados conmigo" porque no sólo los hombres utilizan los urinarios. Deberías revisarte tu cisnormatividad, por lo demás todo bien saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. precisamente por eso digo "lectores que utilicen baños públicos masculinos" y no "lectores hombres" o algo parecido, lamentablemente la política de baños públicos sigue siendo bastante binaria

      Eliminar
    2. Les lectores*** respeta los pronombres por favor

      Eliminar
  2. “Jesús se dirigió al monte de los olivos, y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él se sentó y comenzó a enseñarles.

    Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, y le dijeron a Jesús:

    –maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En nuestra ley, moisés ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿qué dices tú? Ellos preguntaron esto para ponerlo a pruebas, y así tener de que acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. Luego como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo:

    –aquel de ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra.

    Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó:

    – mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?

    Ella contestó:

    – ninguno, señor.

    Jesús le dijo:

    – yo tampoco te condeno; ahora vete y no vuelvas a pecar.

    Juan 8: 1 - 11

    Y ahora digo yo, quien no haya mirado hacia el urinario de al lado mientras estaba exprimiendo esas ultimas gotitas, que tire la primera piedra.

    ResponderEliminar
  3. "Por si alguien quisiese realizar aguas mayores o prefiriera la intimidad que ofrece el encierro." Buen post, se te escapó un poco de especismo al hacer referencia a los encierros, pero buen post.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este me ha hecho mucha gracia, ¡enhorabuena, camarada!

      Eliminar